viernes, octubre 14, 2005

Decálogo del populismo iberoamericano

Enrique Krause

ESTE HA SIDO UN COMENTARIO PUESTO POR ALGÚN VISITANTE DE MI BLOG, EL CUAL, A PESAR DE QUE NO ESTOY DE ACUERDO EN MUCHAS COSAS, ME PARECE INTERESANTE QUE LOS 4 ESCUALIDOS QUE ME ESCRIBEN LO LEAN Y VEAN LO QUE ES UNA RESPUESTA SERIA QUE AMERITE DEBATE, Y PRONTO PUBLICARE LA RESPUESTA A ESTE ARTICULO, AHI SE LOS DEJO

El populismo en Iberoamérica ha adoptado una desconcertante amalgama de posturas ideológicas. Izquierdas y derechas podrían reivindicar para sí la paternidad del populismo, todas al conjuro de la palabra mágica: "pueblo". Populista quintaesencial fue el general Juan Domingo Perón, quien había atestiguado directamente el ascenso del fascismo italiano y admiraba a Mussolini al grado de querer "erigirle un monumento en cada esquina". Populista posmoderno es el comandante Hugo Chávez, quien venera a Castro hasta buscar convertir a Venezuela en una colonia experimental del "nuevo socialismo". Los extremos se tocan, son cara y cruz de un mismo fenómeno político cuya caracterización, por tanto, no debe intentarse por la vía de su contenido ideológico, sino de su funcionamiento. Propongo 10 rasgos específicos.

1) El populismo exalta al líder carismático. No hay populismo sin la figura del hombre providencial que resolverá, de una buena vez y para siempre, los problemas del pueblo. "La entrega al carisma del profeta, del caudillo en la guerra o del gran demagogo", recuerda Max Weber, "no ocurre porque lo mande la costumbre o la norma legal, sino porque los hombres creen en él. Y él mismo, si no es un mezquino advenedizo efímero y presuntuoso, 'vive para su obra'. Pero es a su persona y a sus cualidades a las que se entrega el discipulado, el séquito, el partido".

2) El populista no sólo usa y abusa de la palabra: se apodera de ella. La palabra es el vehículo específico de su carisma. El populista se siente el intérprete supremo de la verdad general y también la agencia de noticias del pueblo. Habla con el público de manera constante, atiza sus pasiones, "alumbra el camino", y hace todo ello sin limitaciones ni intermediarios. Weber apunta que el caudillaje político surge primero en los Estado-ciudad del Mediterráneo en la figura del "demagogo". Aristóteles (Política, V) sostiene que la demagogia es la causa principal de "las revoluciones en las democracias" y advierte una convergencia entre el poder militar y el poder de la retórica que parece una prefiguración de Perón y Chávez: "En los tiempos antiguos, cuando el demagogo era también general, la democracia se transformaba en tiranía; la mayoría de los antiguos tiranos fueron demagogos". Más tarde se desarrolló la habilidad retórica y llegó la hora de los demagogos puros: "Ahora quienes dirigen al pueblo son los que saben hablar". Hace veinticinco siglos esa distorsión de la verdad pública (tan lejana a la democracia como la sofística de la filosofía) se desplegaba en el Ágora real; en el siglo XX lo hace en el Ágora virtual de las ondas sonoras y visuales: de Mussolini (y de Goebbels) Perón aprendió la importancia política de la radio, que Evita y él utilizarían para hipnotizar a las masas. Chávez, por su parte, ha superado a su mentor Castro en utilizar hasta el paroxismo la oratoria televisiva.

3) El populismo fabrica la verdad. Los populistas llevan hasta sus últimas consecuencias el proverbio latino "Vox populi, Vox dei". Pero como Dios no se manifiesta todos los días y el pueblo no tiene una sola voz, el gobierno "popular" interpreta la voz del pueblo, eleva esa versión al rango de verdad oficial, y sueña con decretar la verdad única. Como es natural, los populistas abominan de la libertad de expresión. Confunden la crítica con la enemistad militante, por eso buscan desprestigiarla, controlarla, acallarla. En la Argentina peronista, los diarios oficiales y nacionalistas -incluido un órgano nazi- contaban con generosas franquicias, pero la prensa libre estuvo a un paso de desaparecer. La situación venezolana, con la "ley mordaza" pendiendo como una espada sobre la libertad de expresión, apunta en el mismo sentido: terminará aplastándola.

4) El populista utiliza de modo discrecional los fondos públicos. No tiene paciencia con las sutilezas de la economía y las finanzas. El erario es su patrimonio privado que puede utilizar para enriquecerse y/o para embarcarse en proyectos que considere importantes o gloriosos, sin tomar en cuenta los costos. El populista tiene un concepto mágico de la economía: para él, todo gasto es inversión. La ignorancia o incomprensión de los gobiernos populistas en materia económica se ha traducido en desastres descomunales de los que los países tardan decenios en recobrarse.

5) El populista reparte directamente la riqueza. Lo cual no es criticable en sí mismo (sobre todo en países pobres hay argumentos sumamente serios para repartir en efectivo una parte del ingreso, al margen de las costosas burocracias estatales y previniendo efectos inflacionarios), pero el populista no reparte gratis: focaliza su ayuda, la cobra en obediencia.

"¡Ustedes tienen el deber de pedir!", exclamaba Evita a sus beneficiarios.

Se creó así una idea ficticia de la realidad económica y se entronizó una mentalidad becaria. Y al final, ¿quién pagaba la cuenta? No la propia Evita (que cobró sus servicios con creces y resguardó en Suiza sus cuentas multimillonarias), sino las reservas acumuladas en décadas, los propios obreros con sus donaciones "voluntarias" y, sobre todo, la posteridad endeudada, devorada por la inflación. En cuanto a Venezuela (cuyo caudillo parte y reparte los beneficios del petróleo), hasta las estadísticas oficiales admiten que la pobreza se ha incrementado, pero la improductividad del asistencialismo (tal como Chávez lo practica) sólo se sentirá en el futuro, cuando los precios se desplomen o el régimen lleve hasta sus últimas consecuencias su designio dictatorial.

6) El populista alienta el odio de clases. "Las revoluciones en las democracias", explica Aristóteles, citando "multitud de casos", "son causadas sobre todo por la intemperancia de los demagogos". El contenido de esa "intemperancia" fue el odio contra los ricos: "Unas veces por su política de delaciones... y otras atacándolos como clase (los demagogos) concitan contra ellos al pueblo". Los populistas latinoamericanos corresponden a la definición clásica, con un matiz: hostigan a "los ricos" (a quienes acusan a menudo de ser "antinacionales"), pero atraen a los "empresarios patrióticos" que apoyan al régimen. El populista no busca por fuerza abolir el mercado: supedita a sus agentes y los manipula a su favor.

7) El populista moviliza permanentemente a los grupos sociales. El populismo apela, organiza, enardece a las masas. La plaza pública es un teatro donde aparece "Su Majestad El Pueblo" para demostrar su fuerza y escuchar las invectivas contra "los malos" de dentro y fuera. "El pueblo", claro, no es la suma de voluntades individuales expresadas en un voto y representadas por un Parlamento; ni siquiera la encarnación de la "voluntad general" de Rousseau, sino una masa selectiva y vociferante que caracterizó otro clásico (Marx, no Carlos, sino Groucho): "El poder para los que gritan el poder para el pueblo".

8) El populismo fustiga por sistema al "enemigo exterior". Inmune a la crítica y alérgico a la autocrítica, necesitado de señalar chivos expiatorios para los fracasos, el régimen populista (más nacionalista que patriota) requiere desviar la atención interna hacia el adversario de fuera. La Argentina peronista reavivó las viejas (y explicables) pasiones antiestadounidenses que hervían en Iberoamérica desde la guerra del 98, pero Castro convirtió esa pasión en la esencia de su régimen, un triste régimen definido por lo que odia, no por lo que ama, aspira o logra. Por su parte, Chávez ha llevado la retórica antiestadounidense a expresiones de bajeza que aun Castro consideraría (tal vez) de mal gusto. Al mismo tiempo hace representar en las calles de Caracas simulacros de defensa contra una invasión que sólo existe en su imaginación, pero que un sector importante de la población venezolana (adversa, en general, al modelo cubano) termina por creer.

9) El populismo desprecia el orden legal. Hay en la cultura política iberoamericana un apego atávico a la "ley natural" y una desconfianza a las leyes hechas por el hombre. Por eso, una vez en el poder (como Chávez) el caudillo tiende a apoderarse del Congreso e inducir la "justicia directa" ("popular, bolivariana"), remedo de Fuenteovejuna que, para los efectos prácticos, es la justicia que el propio líder decreta. Hoy por hoy, el Congreso y la Judicatura son un apéndice de Chávez, igual que en Argentina lo eran de Perón y Evita, quienes suprimieron la inmunidad parlamentaria y depuraron, a su conveniencia, al Poder Judicial.

10) El populismo mina, domina y, en último término, domestica o cancela las instituciones de la democracia liberal. El populismo abomina de los límites a su poder, los considera aristocráticos, oligárquicos, contrarios a la "voluntad popular". En el límite de su carrera, Evita buscó la candidatura a la vicepresidencia de la República. Perón se negó a apoyarla. De haber sobrevivido, ¿es impensable imaginarla tramando el derrocamiento de su marido? No por casualidad, en sus aciagos tiempos de actriz radiofónica, había representado a Catalina la Grande. En cuanto a Chávez, ha declarado que su horizonte mínimo es el año 2020.

¿Por qué renace una y otra vez en Iberoamérica la mala yerba del populismo? Las razones son diversas y complejas, pero apunto dos. En primer lugar, porque sus raíces se hunden en una noción muy antigua de "soberanía popular" que los neoescolásticos del siglo XVI y XVII propagaron en los dominios españoles y que tuvo una influencia decisiva en las guerras de Independencia desde Buenos Aires hasta México. El populismo tiene, por añadidura, una naturaleza perversamente "moderada" o "provisional": no termina por ser plenamente dictatorial ni totalitario; por eso alimenta sin cesar la engañosa ilusión de un futuro mejor, enmascara los desastres que provoca, posterga el examen objetivo de sus actos, doblega la crítica, adultera la verdad, adormece, corrompe y degrada el espíritu público.

Para calibrar los peligros que se ciernen sobre la región, los líderes iberoamericanos y sus contrapartes españolas, reunidos todos en Salamanca, harían muy bien en releer a Aristóteles, nuestro contemporáneo. Desde los griegos hasta el siglo XXI, pasando por el aterrador siglo XX, la lección es clara: el inevitable efecto de la demagogia es "subvertir a la democracia".

16 Comments:

At sábado, octubre 15, 2005 1:19:00 a. m., Blogger ED said...

y los escualidos a quienes manipulan a monigotes fascistas con mentalidad gringa? yo creo que si la verdad que da pena ajena el coemntario de los escualidos no tienen propuestas ni ideas solo critican aasi no se construye una patria...Sigamos avanzando camaradas que esta gente mas nunca volvera!!!

 
At sábado, octubre 15, 2005 11:48:00 a. m., Blogger Carlos Grillet said...

por favr comentarios que respondan al artículo referido, sino serán borrados una y mil veces más

 
At domingo, octubre 16, 2005 5:09:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

O sea, el veneco solamente deja los mensajes de su novio (ED), asi nunca argumente, y los mensajes donde los demas argumentamos seran borrados porque coño, la revolucion no puede quedar mal.

Te felicito ED, Corea del Norte, simbolo del progreso y las barrigas llenas, eres un guevo en cuestiones internacionales! COño, y cuando es la boda? Me imagino que la luna de miel sera en La Habana. Me han dicho que las playas de Varadero son de pinga para los tortolitos, y quien va a ser el padrino? Huguito? Coño, casi que dan envidia ustedes dos, cubriendose las espaldas en su blog, borrando los mensajes que no les convienen jaja, este blog me hace reir cada dia. Hoy el payaso fue Ed, mosca veneco, Ed te puede desbancar si el carajo se lo propone.

 
At domingo, octubre 16, 2005 8:52:00 p. m., Blogger Carlos Grillet said...

don fulgediondo lucha por el premio el payaso del año

 
At domingo, octubre 16, 2005 8:52:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Veneco,tienes el mismo sentimiento de nuestro Presidente Hugo Chavez,admiran y ayudan a los terroristas de la Farc, te felicito por tu valor al aceptarlo de frente como todo un machote,lastima que el Exelentisimo Señor Presidente ,tenga que encubrir esa ayuda ,por asuntos de "estado",seguramente te ha encomendado dejar conocer esos sentimientos,por tu brillante estilo y tu simpatia.

Que todo el mundolo sepa el Veneco es el vocero oficial de la Republica Bolivariana de Venezuela, y de su Presidente, para demostrar,al mundo su admiracion y apoyo a los valientes terroristas de las Farc,socialistas como ellos y unidos en sus sentimientos Bolivarianos.

M.L.

 
At domingo, octubre 16, 2005 8:52:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Veneco,tienes el mismo sentimiento de nuestro Presidente Hugo Chavez,admiran y ayudan a los terroristas de la Farc, te felicito por tu valor al aceptarlo de frente como todo un machote,lastima que el Exelentisimo Señor Presidente ,tenga que encubrir esa ayuda ,por asuntos de "estado",seguramente te ha encomendado dejar conocer esos sentimientos,por tu brillante estilo y tu simpatia.

Que todo el mundolo sepa el Veneco es el vocero oficial de la Republica Bolivariana de Venezuela, y de su Presidente, para demostrar,al mundo su admiracion y apoyo a los valientes terroristas de las Farc,socialistas como ellos y unidos en sus sentimientos Bolivarianos.

M.L.

 
At domingo, octubre 16, 2005 10:48:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Bueno, pana, si me postulas, esta de pinga, dale que no te tengo miedo que te gane como payaso del año. De pana, que yo mismo apuesto por ti, que me ganas y de lejos.

Mas bien apostemos entre Ed y el veneco, uno diciendo que Corea del Norte es moderna y prospera, y el otro diciendo que las Farc no son terroristas porque atacan a terroristas. Coño es que se pasan los dos!

 
At lunes, octubre 17, 2005 12:30:00 a. m., Blogger Carlos Grillet said...

y tu diciendo balurdeses sin sentido, junto a diegoth q parece que si fallecio jajaja

 
At lunes, octubre 17, 2005 9:38:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

Chamo Veneco.oye vale eso si megusta que te pongas bien bravo,asi la cosa se pone de lo mas buena,mira que esos gringos te estan cogiendo miedo,como selo tienen anuestro Presidente,ni explican el porque no devuelven a ese luchador por lalibertad de Cuba,para nosotros enjuiciarlo vale y mandarselo de regalo a Fidel,fijate como se ponen las cosas, vale,de la misma manera tendrian que entregar a los que han asesinado en Cuba a mas de diecisietemil, de esos que Posada Carriles,defiende,figurate , el peo , como tu dices,que se formaria, oye chamo cada vez te admiro mas,tienes tanta facilidad para enredar a los gringos y sacar la cara por nuestra socialista revolucion bolivariana, Viva Venezuela socialista Bolivariana y Chavista.

 
At lunes, octubre 17, 2005 11:03:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

Todos los populistas muestran las mismas rayas:

Un desprecio olimpico por el imperio de la ley, , la separacion de poderes, el proceso democratico y por las libertades individuales, la tolerancia y el respeto hacia los demas. Por eso es que fracasan miserablemente en este siglo, y lo predigo una vez mas, FRACASARAN.

Chavez no es en ninguna manera excepcional, en este sentido. Es un adeco al cual le falta un poco de respeto por la democracia. Eso es todo lo que es...

 
At martes, octubre 18, 2005 12:56:00 p. m., Blogger D. said...

Lorenzo: en cierto modo Chávez representa la extrema derecha venezolana.

Lo que pasa es que los comunistas rancios y paleolíticos venezolanos todavía manejan un vocabulario sacado de panfletos de hace 30 años, y creen que las palabras se pueden usar como les viene en gana o como les parezca que suenan más bonitas.

 
At martes, octubre 18, 2005 9:36:00 p. m., Blogger Carlos Grillet said...

ok explicate por que representa la extrema derecha venezolana? o sea debe ser ultra colega de Uribe

 
At martes, octubre 18, 2005 11:28:00 p. m., Blogger D. said...

La derecha se define por el apego al sistema o al poder vigente, y la defensa del mismo por encima del individuo o sociedad. Chávez lo único que ha cambiado realmente ha sido el nombre de los pícaros que desfalcan el erario público. De resto sólo ha aumentado el populismo con un enfoque aún más asistencialista y electoral que cualquier otro de sus antecesores. Y para eso se ha valido de unas Fuerzas Armadas semidesmanteladas buscando la lealtad de militares que nombra en cargos directivos (el único país que he visto donde los militares ejercen labores de poder, distintas al ámbito estrictamente militar). Además, Venezuela es el único país de la región donde los militares han gozado de aumentos salariales monumentales, siendo el último de un 60%.

Es como el payaso que se pone una corbata seria y zapatos italianos para alegar que en realidad es un ejecutivo tratando de relajar un poco el estrés de la oficina.

 
At viernes, octubre 21, 2005 10:53:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

Me parece una accion integra, el publicar en tu blog, un articulo con el cual no estas de acuerdo, y em imagino que no compartes nada del mismo.
Ahora, lo interesante debe ser tu respuesta a los planteamientos de Krausse. Los espero,
Saludos,

Ignacio Brier-Larrasecas

 
At jueves, diciembre 15, 2005 11:23:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

La palabra populismo

El término populista, nacido de algunas corrientes de la sociología política para designar gobiernos como los de Getulio Vargas y de Juan Domingo Perón, ha sido retomado, en el marco del discurso neoliberal, para designar las políticas consideradas “irresponsables”, “aventureras”, “inflacionarias”, que promueven concesiones sociales incompatibles con las leyes de hierro del ajuste fiscal.
Serían concesiones ficticias, que terminarían produciendo su contrario: la inflación corroería el poder adquisitivo de los salarios reajustados, el desequilibrio fiscal llevaría a las crisis financieras que frenarían el crecimiento económico, la elevación de impuestos y el aumento de los gastos estatales inhibirían la capacidad de inversión, etcétera. Ya no me alargo porque los que aún tienen paciencia de leer las columnas económicas y de escuchar a los entrevistados en los programas económicos de los medios masivos de información lo conocen de memoria.
Uno de los más promocionados escritores neoliberales de América latina, el mexicano Enrique Krauze –protagonista recientemente de una entrevista reproducida por toda la prensa occidental, junto con Vargas Llosa, en la que se denuncia la política externa del nuevo primer ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero, nostálgicos de José María Aznar–, escribió un artículo denominado “Decálogo del populismo iberoamericano”, en el que resume los puntos de vista de esa corriente.
Consciente de que el problema original del populismo es su raíz, proveniente de la detestada y descalificada palabra pueblo, que él llama, de forma irónica, “palabra mágica”. Pero la preocupación ahora no es con Perón, ni con el peronismo o con Getulio, sino con el “populista posmoderno” Hugo Chávez y su “socialismo del siglo XXI”.
Krauze resume en 10 puntos lo que serían los rasgos específicos del “populismo”. En primer lugar, exaltaría al “líder carismático”, un líder providencial que se propone resolver de una vez por todas los problemas del pueblo. Ese líder usaría y abusaría de la palabra, apoderándose de ella, “como intérprete supremo de la verdad general y también de la agencia de noticias del pueblo”, “iluminando su camino”. No contento con eso, “el populismo fabrica la verdad”, abominando la “libertad de expresión”.
Los fondos públicos serían utilizados de forma “discrecional” por los populistas, sin “paciencia con las sutilezas de la economía y de las finanzas”. Para él, todo gasto sería inversión. No contento con eso, el populista cometería el mayor de los pecados: “Distribuye directamente la riqueza”. Paralelamente, “incentiva el odio de clases”, “hostilizando a los ricos”, movilizando permanentemente a los grupos sociales, convocando y organizando a las masas, valiéndose de la plaza pública como escenario privilegiado. Además de eso, el populismo fustiga al “enemigo externo”, como chivo expiatorio, desprecia el orden legal y, por si no bastara, “mina, domina y, en última instancia, domestica o cancela las instituciones de la democracia liberal”.
Como todo texto liberal, éste es ambiguo, contradictorio, dice lo que no es, escondiendo lo que realmente significa. En el caso del populismo, busquemos la traducción de lo que Krauze afirma. En primer lugar, demonizar un concepto que tiene su origen en la palabra pueblo ya habla suficientemente del odio al pueblo consagrado por el liberalismo. En nuestro continente, en particular, el liberalismo fue reiteradamente instrumentado a favor del pensamiento conservador. Finalmente, fueron las ideas “liberales” las que trabajaron para preparar el clima del golpe militar de 1964: el mayor atentado a la democracia, a la libertad y a los derechos, colectivos e individuales, que Brasil conoció. Es decir, el mayor atentado contra los intereses del pueblo. Este decálogo es una radiografía de cuerpo entero del cinismo liberal. ¿A qué se refieren cuando hablan de la “exaltación del líder carismático”? Al pánico que tienen por el surgimiento de líderes populares, de dirigentes que unifiquen al pueblo, que traduzcan en proyecto político las necesidades populares.
Quieren mantener al pueblo fragmentado, sometido, inerte a la influencia de su infernal máquina mediática, a las condiciones embrutecedoras de explotación. Necesitan que el pueblo permanezca distante de la política, que delegue ésta a los “políticos” profesionales, que gobiernan la sociedad en nombre de los intereses dominantes.
Incomoda que los líderes “populistas” se apropien de las palabras.
El orden capitalista requiere el silencio de los discursos alternativos, requiere que todos los que se manifiesten lo hagan dentro del universo de sus discursos, en sus términos y sus alternativas, es decir, dentro del sistema de poder que dirigen.
Incomoda que esos líderes expresen las palabras, los intereses y los sentimientos de los que fueron condenados al silencio por esos sistemas de monopolio de la palabra.
Esas palabras producen una verdad, que es criticada por ser “fabricada”. Y las verdades del sistema de poder actual, ¿no son gigantescamente fabricadas, al punto de que Noam Chomsky acuñó el término “consenso fabricado”, para expresarlas? Sus verdades –las del “mercado”– son “naturales”, las que se contraponen a ellas son fabricadas. Toda verdad es construida: la diferencia está entre las que lo son democráticamente, representando a los de abajo y las que son fabricadas desde las cúpulas del poder.
¿Uso discrecional de los fondos públicos? ¿Repartición de la riqueza? Significan: redistribución de renta, prioridad de lo social, oponiéndose a la prioridad del ajuste fiscal y a los intereses del gran capital. ¿Moviliza permanentemente a los grupos sociales? ¿Alienta el odio de clases? ¿Diagnostica las causas de la miseria y propone acciones de combate a las de sus mayores víctimas? ¿Fustiga al enemigo exterior? Apunta hacia la explotación por los capitales internacionales y los gobiernos que los defienden –los globalizadores– de los países del sur del mundo: los globalizados.
Desprecia el orden legal, debilita la democracia liberal. Traducción: coloca la justicia por encima de las expresiones legales de un orden social injusto, identifica democracia con gobierno del pueblo y no como su expresión limitada en el liberalismo.
En la era neoliberal, la palabra populismo sirve para intentar descalificar la prioridad de lo social: eje de la alternativa posneoliberal.

* Sociólogo brasileño, catedrático de la Universidad de Río de Janeiro y miembro del Foro Social Mundial. De La Jornada de México.

 
At miércoles, septiembre 12, 2007 10:58:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

eso esta muy largo hablen de temas mas importantes...

 

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